“Quienes militamos con una perspectiva de comunidad organizada tenemos mucho para aportar en la gestión comunal”

Entrevista a Paz Carreira, integrante de la Junta Comunal 14 (Palermo) del Frente de Todes. “No existe expresión política comunal de políticas públicas concretas para la diversidad, más allá de ponerle stickers a los bares o pintar la calle”.

Círculo Ecuador: Para empezar, contanos un poco acerca de tu recorrido como militante y como comunera

Paz Carreira: Estoy cumpliendo diez años de militancia orgánica dentro de la Cámpora en la Ciudad de Buenos Aires. Empecé con experiencia previa en otros ámbitos, como una productora y una fundación, desde la cuales, junto con otras personas, creamos el Mocha Celis. Sigo sosteniendo hoy en día relación con la Mocha, trabajamos en conjunto actualmente. Aunque no siga militando orgánicamente ahí. Por un amigo llegué a Palermo, a la Cámpora, entrando en la militancia territorial y su mundo, y me enganché. Mi primera responsabilidad tuvo que ver con la mesa de mujeres todavía sin considerarme feminista. A medida que avancé en mi militancia me empezó a pasar que en los espacios en donde éramos mayormente cis heterosexuales había diferencias de trato en algunos roles dentro de las tareas diarias. Empecé a dar algunas discusiones de esa índole, y obviamente empezar a juntarme con compañeras para hablar de feminismo y esto permitió ponerle nombre a cosas que yo decía “esto me hace ruido». También el activismo gordo, que empezó mucho más adelante, y la diversidad de los cuerpos, me llevó a seguir cuestionando estereotipos.

Además, desde el 2013/2014 empecé a formar parte de la comisión interna de delegades del sindicato argentino de televisión donde trabajaba. Esto me dio otra visión del mundo del trabajo, desde los derechos laborales hasta los sesgos dentro del trabajo, y de las acciones y los roles. Y ahí fui transitando mi militancia sobre todo en Palermo desde la Cámpora, primero dentro de la mesa de mujeres y después con trabajo en hoteles familiares que antes había muchos en la comuna, desde una militancia ligada a problemáticas de vulnerabilidad social.

CE: Y en esta acumulación de experiencia territorial que fuiste ganando en la Comuna, ¿cómo fue la institucionalización de la militancia como comunera?

PC: Este es el tercer mandato de comuneros, el primer mandato del 2011 al 2015 fue un compañero nuestro de la Cámpora. En 2015, para lograr esos equilibrios distritales, no pudimos renovar, de hecho, el compañero de la Cámpora que estaba en la lista fue tercero. Continuamos con nuestro trabajo territorial, porque entendimos que era muy importante, y desde el 2015 tomamos la definición de qué íbamos a promover compañeras a lugares de tomas de decisión. Entonces bueno, fue una lógica que se trabajó mucho con los compañeros y de repente en las unidades básicas empezamos a ser responsables mujeres, y ahora retrucamos y replicamos lo mismo con la juventud para que compañeres muchos más jóvenes también tengan la posibilidad de tener responsabilidades políticas, esa es la garantía también de que nuestra construcción política perdure, no nos guiamos solo con las elecciones, apostamos a transformar el barrio de Palermo con acciones militantes constantes y con objetivos a corto, mediano y largo plazo.

En esa discusión definimos que para integrar la lista de comuneres desde una organización debía encabezar una mujer joven y entendíamos que yo podía representar la diversidad y el laburo de nuestra organización en Palermo. A mí realmente no se me juega el ego, es muy importante que se refleje la construcción política. Si en el 2019 yo era la mejor expresión de eso, buenísimo. Si le tocaba ir a otre compañere, lo hubiera celebrado de igual manera. Yo venía del Mocha, del sindicalismo, con las cuestiones más culturales en la Ciudad, venía con un grado de visibilización y legitimidad en la organización que se dio naturalmente.

CE: ¿Qué obstáculos atravesaste en estos espacios de decisión política siendo una mujer joven?

PC: En Palermo era muy importante que vaya una compañera, entendíamos que por el momento que estábamos tenía que ser una mujer, por el proceso que habíamos iniciado. De hecho en el Frente de Todes tampoco éramos tantas las que encabezamos, fuimos tres: una compañera de la Comuna 1, otra de la Comuna 5, y yo. En las la lista para ser miembros de las juntas comunales tiene que haber si o si paridad, el resto de las compañeras en las listas ya iban en segundo lugar. Yo creo que el lugar que ocupan las mujeres es un poco la definición política de cada organización y cada espacio. Muchas veces también las compañeras tenemos que masculinizarnos un poco en algunas cuestiones, que una lo va viendo con el tiempo. Cuando en determinadas discusiones tenés que ponerte firme y quizás lo haces desde una forma más “varonil” que otros u otras, sea a la hora de hablar, sea como herramienta para vencer situaciones de timidez. A las mujeres nos observan desde otro lugar, desde tener que ponerte el vestidito, el taco, estar bien peinada, maquillada y un montón de otras cosas que al varón no se le exige.

CE: Y, en las dinámicas de las juntas comunales del día a día, ¿cómo sentís que se expresan estas desigualdades de género?

PC: Creo que en la comuna pesan más las diferencias políticas, ideológicas, que también están atravesadas por el feminismo por supuesto, pero no por ser mujer, o quizá sí, pero aún no la pude ver. De los siete comuneros, cinco son de la Alianza Juntos por el Cambio, integrada por dos mujeres. En la primer reunión de Junta del 2019 propuse que las resoluciones de las Juntas y toda la comunicación interna, sea con lenguaje sensible al género (sabiendo de antemano que la “e” no les iba a gustar), poner “trabajadores y trabajadoras”, o “quienes trabajan”, darle una vueltita más que no cuesta nada. Y me respondieron con un texto sobre la negativa, que realizó un comunero que también trabaja en el área de DDHH y Diversidades, abiertamente gay y militante del ARI. Quizá la diferencia tiene que ver con el feminismo popular y feminismo liberal, o se encuadra en otro lugar.

Luego sí tenemos la posibilidad en Palermo donde hay bastante situaciones de violencia a chicas trans o chicos gays, de poder generar resoluciones, con un carácter más simbólico, sobre manifestarnos en contra las violencias que sufren estos colectivos. Si bien hay zonas gayfriendly, también existe mucha discriminación en la Comuna. Para esto trabajamos con locales de la zona sobre cuestiones de sensibilización del género, de cómo abordar las situaciones. Nosotres, les comuneres no tenemos presupuesto para nada, el presupuesto lo maneja el Presidente de la Comuna. Ese presupuesto se utiliza para las competencias concurrentes de la Junta, que tiene que ver con la poda, el mantenimiento de espacios públicos y verdes, las vías secundarias, algunos arreglos de luminaria y pequeñas cosas de la cuadrilla, como pintar un cordón de amarillo donde no se puede estacionar, sin salir de esas temáticas. Entonces si quiero llevar a cabo un proyecto de sensibilización X, lo realizó con compañeras fuera de la acción de la Comuna y lo hacemos por vocación; son actividades no homologadas por la Junta, y las llevó adelante separadas de mi rol de Comunera. La realidad es que no hay voluntad política para hacerlo desde la Comuna. Este tipo de actividades como talleres, capacitaciones, o acciones territoriales las llevamos a cabo con una red de vecinas que se llama RED VIVAS.

CE: ¿La negativa por involucrarse en determinadas actividades de trabajo es propio de la Comuna 14, o lo encontras en otras Comunas?

PC: Si bien Juntos por el Cambio lidera en trece de las quince comunas, las dos restantes tampoco las maneja el Frente de Todos como quisiéramos y como fue votado en 2019. Esto se debe a que los recursos, el presupuesto no está disponible para hacer gestión. No es que te permite decir, por ejemplo, quiero un CIM (Centro Integral de la Mujer) más, no tenés esa autonomía como Presidente de la Comuna. El tema de los CIM lo maneja el ejecutivo del GCBA que no necesariamente les permite a los presidentes de las Comunas que son del Frente de Todos manejar las mismas herramientas que los presidentes oficialistas.. El tema de los CIM lo maneja el ejecutivo del GCBA que no necesariamente les permite a los presidentes de las Comunas que son del Frente de Todos manejar las mismas herramientas que los presidentes oficialistas.

Entonces no tiene que ver sólo con la Comuna 14, que está llena de publicidad sobre diversidad, pero que no se toman las acciones y no están a la altura de la seriedad con la cual deberán llevarse adelante. Implica una profundidad que va más allá de organizar eventos esporádicos sobre diversidad. No existe expresión política comunal de políticas públicas concretas para la diversidad, más allá de ponerle stickers a los bares o pintar la calle.

CE: Y en ese contexto ¿cómo es el proceso de creación de un espacio que incluya la temática de género y diversidades dentro de la Junta Comunal, que vos encaraste y cómo se termina resolviendo la dinámica del día a día?

PC: Las Juntas tienen un carácter muy presidencialista, de hecho, en la sede comunal de Berutti, el Presidente de la Comuna tiene la oficina en un lugar, un piso para sus asesores y gerentes operativos, y el segundo piso entre fiscalías y archivos, hay una puertita con una oficina donde estas los seis boxes con los comuneros donde no llega nadie ahí. Yo estoy muy al tanto y atenta sobre las cuestiones que suceden en Palermo, y lo que suelo vehiculizar tiene más que ver con la Legislatura, que, con la propia Junta, más allá de llevar estos reclamos.

La creación del área de DDHH, Géneros y Diversidades, le va a servir muchísimo más a generaciones futuras de comuneros. Al principio del mandato uno tiene que revisar el reglamento de la Junta Comunal y ahí se dividen las áreas de gestión. En Palermo con mi compañero Fernando Urquizú propusimos, primero que no se llamen más áreas de gestión, ya que esto las vincula con tener presupuesto y no se lo tiene, que se llamen áreas de interés. Ya existía el de Cultura, Salud, Educación, Atención a adultos mayores y deportes, y propuse que tengamos un área de Derechos Humanos, Géneros y diversidad. Trabajé mucho la violencia institucional y la incorporación de los DDHH al área de interés para garantizar su aprobación, en contrapartida de presentar un área exclusiva en temática de géneros. Yo creo que para el año que viene todas las Comunas ya tendrán grupos de trabajo sobre estas temáticas. Impulsarlo fue una acción en coordinación con todas las comuneras electas del Frente de Todos, para plasmar en una acción directa como feministas que llegan y proponen estas acciones.

Uno de mis objetivos, interrumpido por la pandemia, fue armar una red entre la Dirección General de la Mujer, el CIM y las distintas organizaciones feministas del barrio, sobre formación, prevención y distribución de recursos. Pero es un desafío, porque el presupuesto del CIM es ínfimo. Debería existir un CIM cada 50 mil personas, más allá que exista uno por Comuna. En Palermo somos casi 300 mil personas (casi 120 mil mujeres) y aun así hay un solo CIM. Además, la ubicación del CIM de la Comuna tiene muy poca visibilización y tiene una franja horaria limitada entre las 10 am y las 15 pm, tampoco cuenta con accesibilidad ya que se encuentra en un primer piso por escalera

CE: No hay presupuesto destinado para políticas de género comunal, la articulación con las instituciones de mayor jerarquía, dependen mucho de la voluntad casi personal de quien la lleva a cabo ¿cómo se sostiene entonces en la Comuna 14 o en otras comunas, estos espacios de género y diversidades?

PC: Lo hacemos articulando con las organizaciones del barrio, desde iglesias, comedores comunitarios, organizaciones políticas. Con RED VIVAS (Vecinas Involucradas en Alerta Sorora), junto con las vecinas hacemos un mapeo de los distintos lugares de la comuna donde quizá las mujeres se sientan más inseguras, o se identifiquen como un lugar de peligro. Y los visualizamos con una acción territorial, como en el puente de Soler por ejemplo. Realizamos una afichada para concientizar y brindar la información para todas. Y lo hicimos articulando con otras organizaciones. Ahora con el Ministerio de Nación también, de hecho, hemos podido hacer operativos en Palermo con el Ministerio con el programa Acercar Derechos y con el 144 también, que en CABA lo lleva el Gobierno de la Ciudad. Intentamos, aunque sea simbólico llevarlo adelante. Desde semaforazos, actividades en plazas, capacitaciones en bares, sindicatos, escuelas, boliches.

Yo creo que, en este momento, donde la Ley 1777 no se cumple en las comunas, lo que nos sirve a quienes somos militantes de los territorios es justamente el paraguas institucional que nos da ser miembros de la Comuna. Y si bien no siempre resolves, si ayuda a, por ejemplo, obtener más datos en arrestos a gente en situación de calle, ejercer de mediadora, evitar abuso policial, cuestiones básicas.

CE: ¿Existen presupuestos mínimos o acuerdos comunes para encarar la dinámica de trabajo dentro de la comuna sobre estos ejes?

PC: Sí, más que nada en cuestiones sobre charlas relacionadas a impulsar una agenda feminista. Con el compañero del ARI, que más allá de las diferencias ideológicas tiene un bagaje militante y de trabajo territorial, pudimos trabajar en conjunto. En la pandemia llevamos adelante varias charlas, y también a futuro. Coincidimos en la perspectiva más allá de la diferenciación en la acción.

Pero no tenemos mucha más injerencia en la Comuna, solo en cuestiones simbólicas. Yo no tengo gabinete, ni asesores a quienes consultar. Tenemos una reunión de Junta los últimos jueves de cada mes, donde llevan los temas que el oficialismo selecciona, más allá de que nosotres acercamos una agenda de trabajo. Hay inconvenientes para el acceso a la información, por eso mucho de nuestro rol se basa en la voluntad y la coordinación con las organizaciones vecinales.

Con el Consejo Consultivo también tuvimos un problema durante estos quince años. En la primera gestión hubo un acta que no se presentó, y el presidente en ese momento, desconoció el Consejo Consultivo vigente y empezó a llamar a vecines a la formación de uno nuevo, aunque ese órgano ya existía. Un Consejo Consultivo que solo escucha lo que dice el oficialismo no es muy útil; dado que su función es generar críticas constructivas para lograr el mejor desempeño de la comuna como órgano ejecutivo. Por ejemplo, el Consejo no quiso tratar el tema de la Costanera, y no lo llevaron les comuneres de la Cámpora, lo llevaron les vecines, que aún continúan participando.

CE: Hablamos sobre falta de presupuesto, vaciamiento institucional, con todo ¿por qué seguir ocupando esos espacios como militante popular, mujer y joven, te parece importante seguir disputando el espacio de toma de decisiones en las Comunas?

PC: Por un lado, yo creo que quienes militamos con una perspectiva de comunidad organizada, de cooperativismo, tenemos mucho para aportar no solamente desde las denuncias sino también desde propuestas. Y recorrer la gestión, aunque sea desde un lugar de oposición sirve mucho para ver problemas dentro de la gestión y pensar propuesta para cuando seamos gestión real. Soy una convencida, y eso que militó en una de las Comunas más difíciles de ganar en el mundo, que se puede ganar la Ciudad en un proyecto con otras prioridades. Y quienes hicimos el recorrido por las juntas comunales vamos a poder aportar en ese momento a cómo mejorar esos lugares. A mí se me ocurre cómo trabajar en conjunto con les siete comuneres, con roles específicos, con presupuesto acorde, para proyectos puntuales, pero hay que cambiar la lógica.

Hoy en día ni votamos presupuesto, actualmente te muestran “ esto fue lo que se gastó en 2021 y estos son los ítems” y el aumento que existirá tampoco se va a someter a un debate para su destino. Y existen prioridades y urgencias en la Ciudad de Buenos Aires como nuevos CeSAC, guarderías y jardines maternales, equipar los CIM. Todo lo que vamos observando en el camino lo transmitimos a nuestres legisladores, diputades y senadores y vamos construyendo un proyecto de Ciudad. Todas estas acciones, más vinculadas actualmente a lo militante, son indicios de que se puede hacer y pensar una Ciudad distinta, inclusiva, diversa y accesible.

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