Por Luis Vergara
El hecho de recordar no es arbitrario. Más allá de las causales, el significado de conmemorar aniversarios, particularmente las fechas de muerte, tiene relevancia. Y esta, a su vez, se mide por la trascendencia de quien copta nuestra memoria. La multitudinaria despedida de Néstor hace diez años es un indicador. La masividad de quienes lo lloraron recuerda la fotografía de calles pobladas por la ida de Eva en el 52. El ex presidente evidencio como la solidaridad puede, y debe, saltar del discurso a la acción. Y ese ejemplo es palpable.
La reivindicación de la política como herramienta genuina de transformación de la sociedad, no es solamente un slogan para describir la gestión post 2001. Néstor no fue magia ni marketing. El caos heredado, del experimento De la Rúa, solo encuentra consuelo en la salida que el flaco supo emprender, literalmente, sacando un país a flote. El viento de cola, muletilla utilizada por quienes a falta de todo les queda el desprestigio como estrategia política, no fue la circunstancia que apago el fuego de la fractura social, cultural y económica de principio del siglo XXI en la Argentina.
Kirchner alimento las esperanzas en un escenario donde reinaba la indiferencia hacia quienes caían y se perpetuaban en la pobreza. Ilumino sectores que conscientemente habían sido invisibilizados y ocultos por parte de actores que buscaban sacar tajada del caos, provocado por ellos mismos. Organizo, con la inclusión como bandera, el ímpetu de quienes sabían que era hora de dar vuelta las cosas. Patear modelos arcaicos que beneficiaban cada vez a menos. Gritarles a la cara su nerviosismo. Él sabía que se iban a caer, como sabemos ahora que se va a caer.
Los contextos se repiten: la alquimia de Macri frente a la gestión estatal provocó el mismo desastre económico, atrajo los mismos buitres ya espantados y coloco a los mismos funcionarios con lavado de cara, a tratar de desandar el camino logrado. La memoria hay que regarla para que dé sus frutos.
La nostalgia, porque nunca es tristeza cuando se habla de quienes hicieron del otro la patria, refuerza la presencia en logros del ex presidente. Y también como se llevaron a cabo. Los lugares y las formas importan. Templanza, laburo, planificación, iniciativa. Estas si pueden reflejar características para describir a Néstor. Fue el compromiso, fue involucrarse, fue salir de la lógica individual de medir el bienestar nacional solo por el progreso personal. Lo colectivo, la entrega, son convicciones propias de él. Y lejos de los personalismos, porque sabe que su compañero es el compañero de todes, esta Cristina. Un emblema, un recordatorio, la otra cara de un empoderamiento presente y en expansión. La memoria debe ser alegría y empuje, porque es un espejo, a veces con lágrimas, de la realidad que pensamos, queremos y más importante, sentimos.
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